¿Alguna vez te has preguntado qué es el tiempo? o mejor, ¿en la relación de nuestra existencia con el tiempo?
Seguro que la pregunta es mucho más profunda que la intención de esta entrada...En el fondo no hago más que escribir sobre algo sobre lo que pienso muchas veces...Cómo afecta en nuestro ánimo el paso del tiempo...
La ansiedad o angustia por el paso del tiempo es uno de las causas más frecuentes del stress. Ya lo dice el refrán: El que espera desespera. Y no le falta razón. Quien más y quien menos en algún momento es víctima de esa sensación. Casi todo lo que hacemos lo solemos condicionar al tiempo. Sobre todo, cuando ante nosotros tenemos el reto de resolver un problema. De cualquier tipo. A veces pensamos que por hacer las cosas más deprisa el tiempo se alargará...o cuando dejamos correr el tiempo para que un problema se termine arreglando por el mismo, el tiempo avanzará más deprisa...
Pero nuestros deseos poco tienen que ver con el ritmo constante, matemático, inexorable del tiempo. Si no nos creyésemos el centro del Universo, nos daríamos cuenta enseguida que nuestro tiempo, todo nuestro tiempo, es casi nada.
Y es tan poco y tan corto que desde que nacemos ya se nos está acabando. Aunque a unos más rápidamente que a otros.
En África el tiempo parece ser más corto, pasa más deprisa. Su esperanza de vida es de tan sólo de 49,1 años. En Europa es de 78,4... Aun así, no deja de ser paradójico que a los Africanos parece importarles bastante menos que a nosotros.
Disfruta de tu tiempo. De cada segundo, minuto, hora, día, semana, mes o año. Si se te hace corto, intenta seguirlo en décimas de segundo, o en centésimas. A lo mejor conseguirás que te parezca que tienes mucho más y podrás vivir con menos ansiedad o angustia...
Hace tiempo me preguntaba el padre de un compañero de fútbol de Álvaro cuanto medía el jardín de mi casa y le contesté que aproximadamente unos 300.000 centímetros cuadrados... ¿Qué más da lo que mide? En términos del bienestar que produce a mi familia es como un campo de fútbol de grande.
Por cierto. El otro día, tras meses de preparación hice una foto a una rapaz a la que tenía muchas ganas, pero muy difícil de fotografiar: El Azor.
Empecé a planificar la foto en enero. Muchas horas de búsqueda, de observación, de preparación del "set" donde intentaría hacer la foto...
Hace tres semanas me metí en el Hide a las 6 a.m. de un domingo y salí de él 6 horas más tarde. Hice 0 fotos.
- ¿Palo o pájaro papá? me preguntaron mis hijos cuando llegué a casa.
- Palo les contesté.
(Algún día explicaré el origen de esta expresión si tenéis curiosidad)
Hace una semana me volví a encerrar en el escaso metro cuadrado del hide otras 5 horas. Hubo más suerte. No fue palo. Aunque la foto es peor que mala, y no se acerca ni de lejos a lo que estoy buscando, es un pequeño triunfo. Es un paso más para conseguir mi objetivo.
Después de meses...ahí estaba este precioso macho de Azor de unos tres años de edad. No se posó donde yo quería...pero ahí estaba. Goshhawk lo llaman los británicos, algo así como Halcón fantasma. Nunca sabes por donde llega ni por donde se irá, es absolutamente impredecible, silencioso, rápido...
Pero ahí estaba, a un click de distancia. Sin ninguna duda volveré a verle pronto. Lo intentaré hasta que consiga mi objetivo.
¿Merece la pena el esfuerzo, seguir intentándolo? Cuando le preguntaron a George Mallory, una de las más grandes leyendas del alpinismo, por qué intentaba subir al Everest, el simplemente contestó "porque esta ahí"...
Pues eso, este Azor también estaba ahí. No se me ocurre ninguna otra explicación.
Hay personas que cómo Mallory pueden ser muy inspiradoras, y la alpinista Karla Wheelock y el olímpico Mark Spitz forman parte de ellas. Nos hablan del esfuerzo, de los retos, de los sueños por cumplir, de la pasión por alcanzar sus objetivos...
...Un oasis en medio del desierto.